jueves, 24 de marzo de 2011

OLOR DE PAZ

Levítico 3.

Ofrenda de PAZ.

Muchas veces no disfrutamos de la paz de Dios porque nuestra comunión no es tan fuerte o porque no estamos totalmente entregados a Él. Aunque creo que la razón más común está en la inclinación que aún tenemos a pecar. Nuestra conciencia nos acusa y nos sentimos intranquilos, nerviosos o preocupados, entonces necesitamos volver a recuperar esa paz en nuestros corazones. Esto es lo que representa la ofrenda de paz.

Sin defecto. Esto era lo más importante. Significa libre de pecados y de imperfecciones. Tú ya sabes que el único con estas características fue Jesús.

Poner las manos sobre el animal. Esto significa identificación y unión. El animal es sacrificado pero es como si la misma persona hubiera sido sacrificada. Cuando Jesús moría, tú y yo moríamos con Él.

La sangre derramada. Representa a la sangre que Jesús derramó en la cruz por nosotros. Es un simbolismo de su vida entregada. Su sangre, además de borrar tus pecados también limpia tu conciencia para que nada pueda perturbarte. Si confesaste tus pecados a Jesucristo y le pediste que te limpie ¡no dejes que nada ni nadie te haga sentir culpable!

¡Todo el mundo busca paz! Todos tratan de sentirse tranquilos, inclusive tú y yo. Pero ¿sabes cuál es el problema? El problema es tratar de buscar la paz y la tranquilidad en los lugares equivocados.

Hay una paz auténtica, real y duradera y hay una paz falsa y aparente. La falsa y aparente es la que te ofrece el mundo que te rodea. Ella se basa en el “tener cosas”, “hacer cosas” o en “probar cosas”. Mientras tienes lo que quieres o mientras pruebas o haces algo determinado te sientes momentáneamente tranquilo, pero cuando “eso paso”, otra vez la locura, el malhumor, la intranquilidad interior. Y de nuevo… a probar las mismas cosas para llegar a los mismos inútiles resultados.

¿Qué cosas “prueban” los que están más cerca de ti para tratar de calmar sus conciencias y tener paz?

Y tú como hijo de Dios, ¿cuántas veces te enganchaste a querer probar esas mismas cosas?

¿Lograste una paz con Dios duradera o aumentaron los sentimientos de culpa y la intranquilidad interior?

¿Cuántas veces sentiste que por tener o lograr determinada cosa ibas a estar más tranquilo? Tal vez en el momento te sentiste fantástico, pero ¿después qué?

Piénsalo.

Solamente en una relación íntima y diaria con Dios aprenderás a disfrutar su paz, aún en medio de las situaciones más difíciles que te toquen vivir. Porque la paz de Dios se agranda en medio de las situaciones complicadas cuando tu vida es totalmente para Él. No pierdas tu tiempo tratando de tener o de probar nuevas cosas para sentir paz.

Búscalo a Dios y duerme tranquilo.

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